En la danza Contact Improvisación podemos bucear en los aspectos del contact y de la improvisación. En el primero de ellos, desarrollamos la escucha a través de la conexión física con otro cuerpo, la búsqueda de equilibrio, la sugerencia de movimientos, el viaje juntos a través del camino de menor esfuerzo y mayor armonía. Pero cuando trabajamos los aspectos de improvisación de esta danza, aparece un lenguaje de comunicación basado en el movimiento del otro y en la energía de los cuerpos que se mueven por el espacio. Si abrimos la escucha, somos capaces de entrar en armonía con lo que nos rodea y entonces nos dejamos llevar por una energía que se expresa a través del grupo, poniendo de manifiesto una entidad que trasciende lo individual.
El trabajo del Contact Improvisación desde el Ecstatic Dance, nos permite superar el miedo a tocar otros cuerpos, entrando en el juego de las infinitas posibilidades que aparecen cuando dos cuerpos se encuentran en el espacio. Al tiempo que, si activamos la escucha, podemos viajar juntos por el paisaje musical que envuelve al grupo. El centro del movimiento ya no es uno mismo, si no que se desplaza a un lugar en el espacio, fuera de nosotros. Lo que nos permite eliminar la mente sobre lo que es correcto o incorrecto y pasar a disfrutar de lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, fuertemente conectados con el momento presente y con lo que los otros cuerpos están experimentando.
Entrando en un trance colectivo, en un viaje común, donde la energía del conjunto es mucho más fuerte que la energía individual, dando lugar a verdaderas escenas que, vistas desde fuera, conforman un cuadro lleno de fuerza y armonía. Estos momentos denotan un lenguaje que va más allá de cualquier palabra y que nos permite comunicarnos desde lo puramente energético, dando lugar a una verdadera conversación de movimientos, donde la mente no termina de comprender lo que está ocurriendo, pero que nos da acceso a una experiencia irrepetible.
Entrando en un trance colectivo, en un viaje común, donde la energía del conjunto es mucho más fuerte que la energía individual, dando lugar a verdaderas escenas que, vistas desde fuera, conforman un cuadro lleno de fuerza y armonía. Estos momentos denotan un lenguaje que va más allá de cualquier palabra y que nos permite comunicarnos desde lo puramente energético, dando lugar a una verdadera conversación de movimientos, donde la mente no termina de comprender lo que está ocurriendo, pero que nos da acceso a una experiencia irrepetible.
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