martes, 5 de junio de 2012

Contact Cuento 2012


(La sesión será llevada como un cuento, sin explicar los ejercicios, se intentará hacer un continium donde la dinámica fluya sin pausas. En principio va sin música. Solo con la historia)

Naceré dentro de 200 años. En mi tiempo leí sobre una persona que había viajado por los tiempos enseñando a las personas la verdad sobre el alma del mundo. En el futuro ya lo sabíamos, pero tuve que viajar hasta los primeros tiempo para comprobarlo por mi mismo y así poder difundirlo.

El mundo tiene alma de mujer, lo se porque yo estuve allí: en el momento en el que la Diosa Gaia se enamoró de una roca perdida en el cosmos y decidió habitar en ella. 
Todo el mundo al suelo, en contacto con la tierra, voy a mostraros como ocurrió. El suelo será nuestro vehículo de lanzamiento, así podré llevaros hasta allí, al momento en del nacimiento de la misma y luego a través de su historia.

(Esperamos a que todo el mundo llegue y  se ponga a nivel del suelo para continuar)

Cerramos los ojos.
Somos conciencia de este momento. El suelo bajo nosotros nos conecta con las profundidades de la tierra. La gravedad es la fuerza que lleva nuestro peso hasta el centro del planeta. Sentimos la gravedad, nos dejamos aplastar por su empuje, poco a poco, respirando esa conexión, ese contacto profundo con la tierra... Respiramos. Con cada exalación nos vamos hundiendo un poco más, más y más hondo, hacia el centro mismo de la tierra. La sentimos, sentimos la tierra a nuestro alrededor, cada vez más abajo y más, nos sumergimos en las profundiades...
Estamos conectados con la Madre Gaia, sentimos como nuestra concienca profundiza en sus entrañas, más y más... Nuestro cuerpo es ahora parte de las raices del mundo que se sumergen en las profundidades del alma de la tierra.
Somos unidad que se extiende hacia el subconsciente colectivo, hacia lo femenino, hacia lo creativo, hasta el centro mismo del la Diosa Gaia...
Nuestros cuerpos son las raices que bucean en las entrañas de la tierra. Raices que se extienden, que van más abajo, que se mueven y se remueven por las profundidades. Somos raices en movimiento, pequeños sutiles. Esta es la pequeña danza de las raices que somos. Nos movemos y avanzamos más y más, sin obstáculos..
(Animamos al movimiento, dejamos que los cuerpos se muevan en la pequeña danza del contacto con la tierra)
Se cruzan, se rozan, se sienten... Las raices se reconocen en la oscuridad profunda, bajo la superficie del planeta. Se tocan, curiosas, jugetean...

(unos minutos? sentir, ver...)

¡¡Entonces ocurrió!! Las raices de conciencia de Gaia llegaron al centro del planeta. ¡Todo el planeta se conviertió en una gran unidad, una sola conciencia! Ya no más raices, ahora todos uno, una tierra redonda y fertil. Y como la Madre, palpitante, sintiendo la unidad del nuevo mundo, llenó todo de semillas. Millones de semillas esparcidas por el planeta.  
Somos esas semmillas. Conciencia pura convertida en vida. Vida en potencia. Palpitamos poderosamente!. Todo el potencial creativo de la Madre Gaia está concentrado en nosotros, unas pequeñísimas semillas que anhelan crecer. ¡Una inmensa fuerza quiere brotar de nosotros!!

(Hacer subidas de tono increcento en el tiempo, hasta llegar a los arboles, para conseguír levantar a la gente con la voz)

Entonces llegó la caricia del sol, el viento nos arropó con tierra y el agua nos dio la señal. ¡Era el momento!
Pequeños brotes comenzaron a surgir de nosotros, lentamente hacia el cielo.

Creciendo poco a poco, venciendo la gravedad. ¡Con la fuerza irremisible de la vida de la Madre!!


Continuará mañana en Lugo y el día 16 de Junio en Sada...

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