Fotografía: Eva Guillarmón
"Mover el cuerpo libera emociones. Liberar el cuerpo conduce inevitablemente a liberar el corazón. Las emociones necesitan circular como la sangre circula en el cuerpo. Cuando nuestras arterias emocionales están bloqueadas, entonces nuestro corazón también lo está, nuestra vida entera carece de ímpetu, vitalidad. Intentar amar sin que nuestras emociones fluyan es como intentar correr un maratón con los pulmones colapsados. Los sentimientos son reales y no hay ideas que puedan cortarlos. No son abstracciones. Son manifestaciones físicas de energía, que unen cuerpo y mente trayéndolos al momento presente. Si no expresamos esta energía, la reprimimos o suprimimos llega a convertirse en tóxica. Si esto dura mucho tiempo, puede provocar enfermedades físicas. La única opción real, la única alternativa saludable es abrazar nuestras emociones, llegar a hacernos sus amigos, hacerlas nuestras y aprender la experiencia de expresarlas adecuadamente en el momento.
El hecho de darme permiso para danzar con pasión y danzar para siempre sacudió mi inercia inconsciente y una cohibida imitación de la danza intuitiva de mi alma. En esta danza nadie conoce los pasos, ni siquiera yo. Tan pronto como me comprometí con el movimiento simple, dejando que el interior fluyese hacia el exterior, eliminé la necesidad de estar a la altura de las formas y las expectativas creadas por quienquiera que fuese. Entré en el reino de la danza extática.
La danza extática llegó a ser mi vía para saltar fuera de mi personalidad y dentro de mi alma. Siempre que me quedaba atrapada en mi cabeza, llevaba esto a la danza, para escapar de lo seguro y soportar la carga de ser razonable."
Maps to ecstasy. Gabrielle Roth. Editorial Crucible.
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