El proceso fue el siguiente:
Comenzamos de pié con una toma de conciencia, para pasar a tumbarnos en el suelo tardando 2 minutos en hacerlo. Invitando a concentrarse en cada movimiento y en cada parte del cuerpo. Nos tumbamos y levantamos de esta manera varias veces.
Y desde el suelo, comenzamos a movernos buscando sentir afecto por el suelo. Conectando con el sentimiento de cariño y ternura total y profundamente. De ahí pasamos al asco, a movernos desde el asco, imaginando un suelo lleno de gusanos. Buscando levantarnos y sacudirnos los gusanos.
Caminando por la sala, empezamos a soltar el cuerpo y a buscar movimientos desde otras emociones: rábia, prisa, fuerza, delicadeza, amor, etc
De ahí formamos un círculo, de pie, jugando a construir con nuestro cuerpo la imagen estática de una emoción sugerida. De ahí jugamos a montar una escena en conjunto sobre una emoción, con los cuerpos congelados, un manipulador puede moverlos como si fueran muñecos y colocarlos en nuevas posiciones, para que toda la escena transmita la idea(juego de teatro imagen, dentro del Teatro del Oprimido).
De vuelta al círculo hicimos una roda de emociones. A cada uno se le da una emoción y se pide que se relacionen dos de ellos en movimiento. El resto miran y de vez en cuando entra alguien y sale alguien, quedando siempre 2 personas bailando desde su emoción, en el medio.
Seguimos el juego con la emoción invertida, intentando cada uno moverse desde la emoción contraria a la emoción que tenían asignada.
Estos cambios entre contrarios(grande pequeño, rápido lento, abierto cerrado) son una fantástica preparación mental de cara a improvisar.
Por último asigné papeles a cada bailarín (Fuego, Cielo, tierra, mar, aire, etc) y se les pide que desarrollen una improvisación de grupo, bailando.
Se repite la misma escena, con los mismos personajes, pero pidiendo que se alejen del personaje y se concentren en la danza. Que el personaje sea solo una inspiración, no una constante.
Y finalmente pedí una improvisación donde cada uno empezara sin un personaje, pero buscara identificarse y bailar desde un personaje, contando una historia todos juntos.
Salió una improvisación increible, llena de fuerza, de sentido y de emoción. Cuando la música acabó, los bailarines se pasaron varios minutos tumbados entregados a la quietud, sin mover un ápice.
Hasta que puse música de nuevo y volvieron a bailar. Cuando la música terminó esta vez no se detuvieron y siguieron bailando el silencio como si fueran un solo ser, con una armonía y una sincronicidad increibles. Con una belleza, que me llenó de emoción y me dejó sin palabras...
wau!! Espectacular lo que contas. Me imagino que se habrá visto muy lindo. Es muy importante la improvisación, siempre se ven cosas variadas, te hace sentir más libre y te soltas, te liberas. Nosotros en las clases de moderno, de vez en vez hacemos improvisación y la profesora nos dice que imaginemos algo y que en base a eso la hagamos. Es que en cierta forma, aquella cosa que imaginemos que somos, nos ayuda a nuestra creatividad para idear nuevos movimientos. Y lo bueno es que hay un monton de cosas para imaginar, así que puede salir por qué no, una improvisación muy buena.
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