Activamos nuestro cuerpo y ganamos presencia dentro de él.
Sentimos lo que somos, nos habitamos, nos reconocemos.
Nos hacemos más conscientes de nuestro cuerpo y de nuestras emociones.
Entramos en relación con el otro, nos dejamos envolver por el espacio.
Exploramos nuestra percepción,
jugamos con nuestra imaginación,
desarrollamos nuestra creatividad.
Entramos en la improvisación como camino creativo para experimentar el mundo
El movimiento nace como diálogo entre mi percepción y el entorno.
Creamos Danza como forma de expresión de lo que somos ahora, en este instante.